TULIO SABE A QUÉ SABE COLOMBIA

Tulio Recomienda no es solo un man que come rico, es un explorador de sabores, un catador de lo nuestro. Anda de pueblo en pueblo, de esquina en esquina, probando y compartiendo lo mejor de nuestra gastronomía, porque aquí en Colombia, la comida es pura magia.
Para Tulio, la Costa Caribe es puro sabor. Y no solo por la música o el ambiente fiestero, sino porque ¡aquí se come sabroso! “Aquí el que no prueba, se lo pierde”, dice, mientras recuerda esa arepa de huevo con carne que degustó en Barranquilla, con suero y bien doradita, bien costeña.
La costa no juega con la comida. Es una mezcla de raíces, de sabores que han viajado desde tierras lejanas y se han quedado aquí, en la calidez de nuestras cocinas. Platos con sazón árabe, con ese toque caribe que los hace inigualables. Fritos, guisos, asados, todo un festival de gusto.
Caminar por Barranquilla es como hacer un tour gastronómico sin pagar entrada. En cada esquina hay una joya culinaria esperando. Las butifarras, ¡ay Dios! Una explosión de sabor que ha enamorado a propios y extraños. “Si viene pa’ la arenosa y no prueba, ¿pa’ qué vino?”, suelta Tulio entre risas.
Pero ojo, que no es solo lo que come, sino cómo lo cuenta. Con su chispa, con su sabor, nos mete en cada bocado, nos hace salivar con cada historia. Es un experto en hacer que un simple plato se sienta como un viaje en el tiempo, como una postal de nuestra tierra.
Barranquilla, la tierra de Shakira, de marimondas y cumbiamberos, también es la casa de unos platos que enamoran. De los patacones rebosantes de queso, de los buñuelos de yuca, de los arroces de mariscos que te abrazan el alma. Y todo con el calorcito de su gente, porque aquí la comida es amor puro.
Para Tulio, sentarse en la mesa de una matrona que cocina en fogón de leña es la verdadera experiencia de lujo. “Esa sazón no la consigue en ningún restaurante con estrella Michelin”, dice con seguridad, recordando las veces que ha compartido sancocho en patios de arena, con brisa de mar y olor a leña.
Y claro, no podemos olvidar los dulces. Porque si de calmar el calor se trata, un boli de leche con bocadillo es la gloria. O una cocada bien fresca, de esas que venden en cada playa y en cada plaza.
Barranquilla te atrapa con su sazón, y Tulio, con su forma de contarlo, nos hace querer lanzarnos de cabeza a probarlo todo. Así que si se quiere un viaje de sabor, ¡agarre su plato y sígale el paso a Tulio!
